Había una vez, en un hermoso y cálido lugar .Una trabajadora
arañita, llamada TINA , vivía con sus tres hijas TAMI,TATI Y TITA.
Vivían, felices en su querida tela de araña es decir su
hogar. Las pequeñas amaban aquel lugar; mamá lo había tejido con mucho
esfuerzo. Cada una de las arañitas tenía su rincón propio con las cosas que más
les gustaban, además allí podían jugar. Su juego preferido era la mancha porque
todas eran muy habilidosas con sus patas largas y delgadas. Se pasaban todo el
día corriendo de un lado a otro. Eran incansables.
Todo era bonito y armonioso, en aquel lugar las arañitas
disfrutaban aquello, el hogar que tenían y el amor de mamá.
Pero…una mañana cuando el sol entraba por la ventana, una
figura tapó aquella luz, todo oscureció.
Golpeaban fuertemente la puerta, Tina corrió a abrir, encontró allí una enorme araña macho, su nombre era Timoteo. No era
amistoso sino bruto y descortés. Les ordenó que abandonaran el lugar, pues
había llegado desde muy lejos y necesitaba un hogar. La casa de Tina y sus
hijas le gustaba así que quería que fuera de su propiedad
Tina no se dio por vencida fácilmente. No iba a dejar lo que
tanto sacrificio le había costado, además ¿Dónde iba a cobijar a sus pequeñas?
Timoteo, siguió insistiendo. Día tras día venía a fastidiarlas
para que abandonaran ese cálido lugar.
Llegaba siempre con tono amenazador “No voy descansar hasta
que me den lo que es mío”.
Tina cada vez estaba más asustada, temía que algo peor se le
ocurriera a Timoteo. Era muy fuerte y ellas muy pequeñas.
Aquella noche Tina no pudo dormir, camino de un lado a otro
de punta a punta recorrió la casa una y otra vez. Al llegar la mañana ella ya
tenía un plan para deshacerse de Timoteo .Despertó a las niñas :”Tami, Tati y
Tita, arriba ya sé que haremos para que esa bestia no nos moleste más.
Después de esto, todas pusieron patitas a la obra tejieron y
tejieron y un gran traje obtuvieron.
Era un traje de araña donde iban a entrar todas, además mama
imitaría una voz varonil y rezumbadora.
El momento había llegado Timoteo otra vez golpeaba a su
puerta. Todas las arañitas estaban dentro del traje.
¡Oh¡ sorpresa la de Timoteo cuando fue recibido por aquella
enorme araña, era más grande y peluda que él, comenzó a sonar la vos y dijo
¿Qué quieres Timoteo?
Era tanto el asombro de Timoteo que solo quedo estático.
Solo escuchó y la araña dijo “No tienes vergüenza? En este hogar hay una familia
que trabajo sin descanso para tejer su hogar y ¿Tú que eres tan grande y fuerte
no quieres trabajar por el tuyo?! No seas tan haragán ve a tejer tu propia tela
y no vuelvas a molestar.
Timoteo, no salía de su asombro y solo logro dar la vuelta e
irse. Nunca más volvieron a verlo.
Las arañitas, salieron del traje e inmediatamente se
pusieron a festejar. Saltaban, gritaban, cantaban, estaban eufóricas .La
tranquilidad y la felicidad habían vuelto a casa.
Estas arañitas vivieron felices por siempre.
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